Una vez alguien que no recuerdo me contó una creativa forma de llegar a las familias de nuestros niños y me dije: cuando sea tutora, lo haré en la primera reunión.
Pues bien, en la primera no lo hice, pero en la segunda me lancé a la piscina. Les dije, al finalizar la reunión:
y ahora, tengo un regalo para vosotros. Las luces estaban medio apagadas, habíamos hablado de cómo estaba yendo el curso, de las cosas que nos quedaban por vivir... el ambiente era de lo más cálido. Saqué algo envuelto en un pañuelo, como una cajita y les dije susurrando:
Dentro de esta caja está lo MÁS importante del mundo para vuestros hijos, aquello que siempre estará allí con ellos, lo FUNDAMENTAL... y hoy os lo quiero mostrar. La única condición es que abráis la caja en silencio, uno a uno, sin que lo vea la persona que tenéis al lado. Luego, cerráis la caja y se la dais.
El ambiente se hizo aún más íntimo, todos inquietos por lo que había allí dentro, aquello que era lo más importante para sus hijos...
Le di la caja con mucho cuidado al primer papá. La abrió y su cara mostró una intensa mezcla entre cierta sorpresa, emoción, alegría... cerró la caja y se la pasó a la mamá que tenía a su lado. Una a una, las expresiones cambiaban y se iluminaban sus ojos. Algunos lloraron. Cuando la última mamá cerró la caja, me levanté, la cogí y les dije: Y NOSOSTRAS LO SABEMOS.
¿Qué había dentro de la caja?
Única y simplemente un pequeño espejo.
Mil gracias Judit. Espero que los demás se vayan también animando.